Otro concierto de la mano y ya van un viaje. Semanas chungas que se van en un riff, una birra y una hamburguesaca al salir en el carromato de turno.
Dos horas de heavy para darte cuenta de que ya no eres el chavalito que se las sabía todas e incluso hay alguna que otra que ni te suena y te da el respiro para mear o inhalar.
Sôber tendrá sus pegas, les falta cagarse en los muertos de alguien de vez en cuando y le sobra algo de amor/desamor en tantas canciones, pero qué quieres que te diga, me la ponen dura porque suenan que te cagas, tienen temazos atemporales y buenas pinceladas nuevas, llevan más de 20 años cuidando de mis oídos, me han un echado un buen cable en alguna que otra ruptura y sobre todo, estamos hablando de calvos dignos con perilla como yo.
Y para ponerle la guinda, en 2010 cuando decidieron volver a las andadas tomaron la mejor decisión posible: poner a Manu Reyes a las baquetas.
Grandes!
Salud, Fuerza y Vigor.