Suicide Silence - You Can't Stop Me


Viernes de madrugada y una bebida energética es la que me da soporte (entrelazada con vodka). Aromas de antimosquito en el ambiente, el tacto de una hija que huele a caramelo y descansa en mi muslo tras casi haberme derrotado y la paz espiritual de saber que su mami, después de una semana agotadora, empezó hace escasa hora y media a descansar de verdad por primera vez en lo que va de esta.

Hemos hecho estación de penitencia pagando el error de Madrid que nos dejaba sin estabilidad económica por un tiempo, y lo hemos subsanado. Continuamos con la incertidumbre de seguir manteniendo una posición que según nos dicen es de privilegio porque tengo un boquete donde pasar hasta 13 horas al día y consiguen que crea que soy un privilegiado y que, si me lo quitan, deba pagar por ello con sangre, sudor y yogures para esa que descansa en mi muslo (las lágrimas las pondría su madre).

Y para culminar la semana (me voy a ahorrar capitulillos que serían tildados "de relleno"), el actual propietario de mi casa decide forzosamente volver a ocuparla invitándome a una contrarreloj de dudas con final en las puertas de las primeras vacaciones de verdad de mi vida y sin llaves de estas. Y él es el único ante quién me quitaría el sombrero de toda esta película.

Una película en la que como siempre me gusta ser quien soy porque aunque parezca que soy la victimita, no soy más que un feliz buen hombre al que lo unico que le da coraje es que las cosas no dependan de él. Por lo demás,  que sigan viniendo a mí problemas de los que tienen solución.

Aunque te de coraje, que vengan las ratas que aquí está el rey que las mata.

Salud, Fuerza y Vigor. 

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