Slayer - Repentless


No me arrepiento.

Era un imberbe, influenciable, carente de personalidad como cualquier otro chaval de mi quinta y Battery de Metallica fue el primer estribillo que me martilleó el cerebro empezando un derribo que aún hoy continua.

Hoy día soy de los que guarda las entradas de TODOS los conciertos a los que he asistido (incluso alguna de los que por h o por b me perdí), de los que se calza una camiseta con calaveras en cuanto se tercia la ocasión, exprime Spotify hasta límites insospechados, no da tregua ante quien en el mayor gesto de amor pretende regalarme un disco de uno de mis grupos favoritos que acaba de salir o, simplemente, espera que llegue el día X como un adolescente espera las vacaciones de verano cuando se acerca el estreno de ese videoclip.

Soy Heavy.
No me tiembla la voz al decirlo. Soy un soldado del Rock. Orgulloso hijo de la música clásica, fiel ahijado de la protesta con razón o sin ella y eterno enemigo de la fe, pues si a Cliff Burton no hubo dios que lo salvara, no habrá profeta que me convenza de nada.

Son las 3 de la mañana y mis cascos adornados con los cuernos de AC/DC hacen de mí el tío más pleno del mundo una vez que todo está en orden, las lauras duermen y rememoro a Corey Taylor alzando al cielo de Barcelona su dedo corazón, mientras pienso que no eres tú el/la afortunad@ que me lee, sino yo el que tiene el privilegio de escribirte.

Salud, Fuerza y Vigor.

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