Tras presenciar un descafeinadísimo GP de Japón, me he visto obligado a poner orden en lo cotidiano y a adecentar el nido para el trasiego de visitantes que se espera, en busca de azúcares y meriendas calóricas mojadas con bebidas y peces de hielo, se espera una tarde de fútbol multipantalla como las que algún día adornarán mi futuro garito, con notas alvatrockianas para saturar la vista y el oído y seguro que encuentro a alguien para que no se descuiden los paladares.
Exprimo cada minuto de este domingo que me separa de la rutina (bendita rutina) y me regala estos momentos de sillón, camiseta de MetallicA de hace 10 años (o más) y un par de tallas grande (o más), barba de 2 días (no más) y un único propósito obligado, ordenar mis últimas descargas y descubrir trallazos como este single de la megabanda alterantiva de Matt Tuck.
Qué bonito sería que dedicara unas palabras a todo el que tiene a bien darse un paseo por aquí de vez en cuando, y decirle que todos los días busco canciones nuevas por y para ell@s, intentando dar lo mejor que tengo y variar todo lo posible un repertorio que, aunque amplio, tiene unas fronteras marcadas y obligadas. Pero lo cierto es que esa búsqueda diaria (o cuando me dejan) no obedece a otro motivo que saciar mi melomanía crónica y congénita, uno de esos gusanillos que se vienen arriba como cuando aparece una joya como la de hoy, mete un gol tu equipo o te das cuenta que estás compartiendo tiempo y espacio con un ángel que te acelera el corazón día tras día. Y encima, buscar tesoros hace que los pueda compartir con tod@s aquell@s que invertís vuestro tiempo en aparecer por aquí, aunque muchas veces os asomeis desde la puerta y salgais corriendo, cosa que por otra parte es de lo más comprensible.
Gracias por venir, y suerte en vuestro viaje.
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