Hoy escribo desde Ronda, la cual he paseado hoy y rodearé mañana equipado con bastón y botella de agua. Hoy he sido un turista en mi ciudad porque llevaba tiempo sin visitar algún que otro monumento, me he tomado unas ricas cervezas con mis padres y he cerrado el día dormitando Indiana Jones en el sofá comiendo gominolas. Me he abstenido de salir y trasnochar en primer lugar porque esa oferta dejó hace tiempo de ser la mejor en calidad-precio, en segundo lugar porque llego al final de la semana reventado como una pelusa, entre horas de trabajo, volantes, goles y conversaciones con mi teléfono, y en último lugar porque mañana me espera un superdía con F1 mañanera, la citada excursión, barbacoa con mis primos pequeños (o los que un día lo fueron) y quién sabe qué más planes nos traerá Saturno.
Y mientras llega ese día, aprovecho para saborear la calma de los balcones insonorizados, repasar mentalmente las discusiones que tengo últimamente conmigo mismo y con mi alma gemela y me preparo para la inevitable tempestad que está tardando más de la cuenta en llegar. Porque tras la tempestad llega la calma, pero también a viceversa.
Y tanto tiempo de calma imagino que algún día verá su fin... o no.
Y mientras llega ese día, aprovecho para saborear la calma de los balcones insonorizados, repasar mentalmente las discusiones que tengo últimamente conmigo mismo y con mi alma gemela y me preparo para la inevitable tempestad que está tardando más de la cuenta en llegar. Porque tras la tempestad llega la calma, pero también a viceversa.
Y tanto tiempo de calma imagino que algún día verá su fin... o no.
Grandísimo tema... mañana sufrirás con alonso
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