Guns N' Roses - November Rain


 Hace poco me comentó mi tío político que había pocas cosas que estuvieran por encima, en lo que a sensaciones colectivas se refiere, de lo que se cocía y se vivía en un vestuario. Hoy he tenido el privilegio de poder rememorarlo. Con un aguacero sobre nosotros que hacía que se levantara el césped artificial como cuando Homer decide guardar la basura bajo tierra hasta las últimas consecuencias y un 0-3 en contra, nos hemos colocado 4-3. El resto, incluido el resultado final (el numérico) ha sido lo de menos.

Entrando al vestuario uno de los nuestros, arroba de botellines en mano, ha anunciado su paternidad por partida doble, y al final entre pitos y flautas se ha juntado un pedazo de equipo que ya quisieran Mourinhos y Vilanovas, que anda sobrado de ganas para jugar aunque el escenario sea el viejo Sadar en sus húmedas tardes y que, en lo que al tercer tiempo se refiere, no tiene rival. Y su nombre es Birra Real.

En esto del deporte, importa poco el resultado, lo que aparentes y lo que seas fuera del campo. Al final lo que cuenta es el espíritu. Qué bonito es el fútbol, y si encima lo vistes con una camiseta roja ya es que alcanza cotas inalcanzables.

Uh Ah!


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