Slash - Anastasia


 Hoy vengo a llorarle al verso libre. Ese mal necesario bañado por la genialidad que desconsolado ríe la incomprensión del respetable. Porque existe porque tiene que existir, para dar y quitar a partes iguales méritos al común, al del montón, a la del corsé y al del cinturón.

Ese verso que no es del todo libre porque permanece dentro de los límites para poder compararse y salir ganando, y que necesita como el comer sembrar vientos para recoger tempestades, que gasta la piedras y se apuesta las amistades.

Porque Anastasia se tiene que quedar fuera de Apocaliptic Love, y el anticristo necesita un grupo de cristianos,  igual que una parte de mí en Febrero escucha Carnavales, y hoy me toca llorar al verso libre, Don Juan Carlos Aragón, que ha hincado la rodilla acompañado por su ejército junto con otros ejércitos enemigos más que hoy entrelazan sus dedos rogando explicaciones y mordiéndose la lengua (o deberían) para que reine la cordura y el respeto en un mundo que cada día es menos festivo y más hostil. Quizás sea porque demasiados aspiran a lo que solo uno puede alcanzar; el trono del verso libre.


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