Ayer la tragedia bajó a Ronda y pegó una buena sacudida, sacó su guadaña a pasear y segó en un segundo las almas de varias familias de esas a las que nunca les deseas ningún mal, más cercanas o más lejanas pero gente cordial y educada, de esa que escasea. Esa a la que saludas sonriente y te ves correspondido con una sonrisa en el peor de los casos.
Hoy todo se habla, todo se sabe y muchas son las soluciones. Pero es mejor pararse un poco y dejar que las familias lloren, respiren y se ubiquen. No quisiera verme en el pellejo de ninguno de los implicados, y solo puedo mandar a los afectados un fuerte abrazo y mucho ánimo.
Ya no se puede cambiar lo sucedido. Sólo se pueden llevar las consecuencias de la mejor manera posible. Y eso es lo que deseo para todos.
D. E. P.
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