Voy a aventurarme a expresar mi opinión sobre Siria, desde un total desconocimiento pues como muchos de vosotros ni siquiera me he preocupado en conocer su número de habitantes, su historia o de qué color es su bandera.
Sí sé más o menos por donde queda y lo que puede tener bajo tierra. Y es que no sólo hay que ser muy hijo puta para provocar tremenda crisis humanitaria, también hay que tener un motivo.
No voy a entrar en paranoias conspiranoicas o manos superiores que mecen cunas y tejen el enrevesado telar que maneja el cotarro, que algo habrá. Voy a ir a por los imbeciles que se llenan la boca de decir que viven por y para el ciudadano y desde un sillón de Bruselas dictan unas leyes muy bonitas para reubicar a las posibles víctimas que en casos extremos como el que nos ocupa tengan el gran "privilegio" de contar con una segunda oportunidad en la vomitiva Europa; hablamos de seres humanos señores, lean bien y griten conmigo: SERES HUMANOS! que con un chaquetón, un mendrugo de pan, un dni inútil y sus hijos a cuesta se recorren miles de kilómetros para encontrarse vallas cerradas y levantapiedras de uniforme recibiendolos con gas mostaza simplemente porque su país, dirigido por un cínico extremadamente poco preparado decidió firmar una ley de puta madre para el cumplimiento de la cual ningún país firmante estaba preparado: ni infraestructuras, ni personal de apoyo, ni dinero... Inútiles!
Y sabéis que es lo que más pena me da de toda esta historia? Me da pena de los otros niños que también murieron en aquella playa turca y que no salieron en la foto, porque sus familias lloran lo mismo pero sus lágrimas no las oye nadie. Y me da pena de esos padres que corrían en Hungría con sus bebés a cuesta y no fueron zancadilleados por una zorra con cámara, una cazadora cazada que le ha resuelto la vida a un padre y a un hijo mientras el resto se preguntan porque no le dieron a ellos otra patada igual.
Salud, Fuerza y Vigor.
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