A la salud de José Bretón:
Hoy te dedico este tema amigo Pepe, o como te llamen tus amigos, en el caso de que los tengas. Y ten claro que es como muestra de agradecimiento. No sé si eres culpable (dudo mucho que no), no sé si estás loco (con la cara que me llevas, igual es una suposición mía pero me apuesto mi mano izquierda a que estás lejos de la línea que limita el bien del mal) y no sé qué pasará contigo (dudo muchísimo que se acerque a lo que mis manos harían en tu cráneo). Sólo sé que estás en el mundo porque tiene que haber de todo, y que eres necesario. Y es por eso por lo que te doy las gracias, porque al estar tú, nos das al resto una comparativa de lo que ha de ser y lo que no ha de ser. Y es que para que haya gente buena, tiene que haber gente como tú con la que compararla.
El día menos pensado harán una película con tu historia, y reirás en tu tumba por haber pasado a la historia. Yo la veré, y depende del enfoque que le den incluso me pondré en tu pellejo (esa debilidad mía de ser del equipo de los malos cinematográficamente), pero hoy desde aquí rompo una lanza en nombre de esos huesos que han encontrado en tus cenizas, porque sean de lo que sean, eres un enfermo y si por mi fuera, te soltaría en mitad de un concierto de All Tha Remains, daría la orden de que no llegaran a matarte y que te tuvieran dos semanas vivo y sin medicamentos, sufriendo, una detrás de otra, 14 jornadas de puertas abiertas.
Probablemente ni siquiera tú tengas la culpa de todo esto, quizás tus padres te pegaron más de la cuenta de pequeño. O quizás te pegaron demasiado poco.
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