Hey titis, lamento el abandono excesivo y la parsimonia que me a invadido, en este agosto en el que la sangre se frena y las venas se derriten, a menos que se disponga de un punto de escape con arena y agua cerca, como ha sido el caso, y se cargue el coche de palas, petanca, aletas y pelotas y la familia esté operativa como para no parar de sudar crema protectora y nidocistos a partes iguales.
Un fin de semana alargado a la entrada y que ha mezclado épocas, ha traído actuaciones policiales por levante e intrusismo a lo Sánchez Gordillo por poniente, lluvias de estrellas sin estrellas (o las justas) y cócteles en vaso de plástico entre familia, Olimpiadas con patatas y porra antequerana con deporte batido.
Fuera aparte, me da por reflexionar como tantas veces sobre temas cotidianos, acerca de la cosa y demás... tras una semana en la que por hache o por be he coincidido personal o digitalmente con personas de distinta procedencia, he llegado a la conclusión de que todo ser que no aproveche la riqueza cultural que viene de fuera, empezando por esta Españistán que se cree mejor que nadie, no hace sino perder la oportunidad de enriquecerse por dentro con unas maneras, una cultura y unas ganas que en nada deben envidiar a lo que tenemos aquí, principalmente porque no hay nada que valga más que descubrir una nueva forma de ver el mundo, o bien la oportunidad de verlo desde otros puntos de vista. Ya sea la árida Marruecos, la dulce Perú, la inquieta Armenia, la sonriente Ecuador o la bella Alemania.
Un fin de semana alargado a la entrada y que ha mezclado épocas, ha traído actuaciones policiales por levante e intrusismo a lo Sánchez Gordillo por poniente, lluvias de estrellas sin estrellas (o las justas) y cócteles en vaso de plástico entre familia, Olimpiadas con patatas y porra antequerana con deporte batido.
Fuera aparte, me da por reflexionar como tantas veces sobre temas cotidianos, acerca de la cosa y demás... tras una semana en la que por hache o por be he coincidido personal o digitalmente con personas de distinta procedencia, he llegado a la conclusión de que todo ser que no aproveche la riqueza cultural que viene de fuera, empezando por esta Españistán que se cree mejor que nadie, no hace sino perder la oportunidad de enriquecerse por dentro con unas maneras, una cultura y unas ganas que en nada deben envidiar a lo que tenemos aquí, principalmente porque no hay nada que valga más que descubrir una nueva forma de ver el mundo, o bien la oportunidad de verlo desde otros puntos de vista. Ya sea la árida Marruecos, la dulce Perú, la inquieta Armenia, la sonriente Ecuador o la bella Alemania.
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