Aquí estamos al final de la escalera señores, este añito perro que se va y todo el mundo que se regocija porque todo empieza de cero, cosa que no entiendo muy bien porque pués no deja de ser una renovación del almanaque, un número en un papel, pues el despertador seguirá sonando a la misma hora y el sol seguirá saliendo para todos.
No soy de desear nada especial, no soy de desear nada en definitiva, aunque sí me gusta corresponder. Menos aún me gustaría desear lo que desean todos, pues tengo ese gen que me obliga ya no a ser diferente sino a sentirme diferente, y es por eso que voy a batir esa faceta con otra que está grabada a fuego en mi carta de presentación.
Aquí un simplificador nato que no cree en nada ni en (casi) nadie, os desea que os dejéis de memeces, que esto es todo lo mismo termine en dos, en tres o en ocho, y si lo que buscáis es una sonrisa, una mirada, un trabajo o un coscorrón, id a por ello. Lo difícil no es la vida en sí sino hacer fácil lo complicado, y un consejo que os doy y que a mí me va bien es, en caso de duda, sonreir.
2012, gracias por venir.
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